domingo, 22 de mayo de 2011

Anas y mias en Internet

La primera en poner el grito en el cielo fue la influyente presentadora estadounidense Oprah Winfrey, que dedicó en 2004 uno de sus programas al fenómeno y dijo: "Estos sitios de Internet son como poner una pistola en manos de alguien que está deseando suicidarse".Comenzaron a cerrarse páginas pro-Ana y Mia.

Ningún proveedor de servicios quería verse relacionado con estas ideas.
"Desde entonces, el fenómeno no ha dejado de crecer y consolidarse como una realidad", escribía José Miguel Campos en la revista Frenia, de historia de la psiquiatría (Vol. VII, año 2007). Después de cuatro años de estudio de las redes sociales de estas chicas, Campos, sociólogo de la comunicación, está convencido de que perseguir y cerrar páginas va contra la lógica de Internet.
El número de webs pro-Ana y Mia creció un 470% entre 2006 y 2007, según la empresa de seguridad informática Optenet. Un crecimiento mayor que el de las páginas de redes sociales. "Nos creemos que cerrarlas es la solución.

Mejor eso que nada, se suele decir. Pero puede que sea lo contrario: lo ocultas, lo estigmatizas, ellas se esconden, se crecen y radicalizan", explicaba Campos.Muchas de estas chicas suelen incluir en un lateral de su diario digital el siguiente mensaje: "Este blog apoya la libertad de expresión".

A Alejandra, la chica que sueña con pesar 50 kilos, le desactivaron el suyo poco antes de acceder a ser entrevistada.

Al día siguiente abrió una nueva cuenta en www.fotolog.com, añadiendo a su antiguo nombre de usuaria un 2.

Y dejó un comentario a sus amigas: "Si lo vuelven a cerrar será igual, pero con un 3, y así sucesivamente".La apología de la anorexia y la bulimia no es un delito. Aun así, la Brigada de Investigación Tecnológica de la Policía (BIT) elaboró en 2008, por encargo de la Fiscalía de Madrid, un informe interno sobre el fenómeno pro-Ana y Mia en Internet. En él se aseguraba que existe "un número indeterminado" de páginas de este estilo en español, abiertas y accesibles a todo el público. El estudio perfilaba al usuario medio: mujer en un 95%; de entre 14 y 21 años; el 60% se está iniciando y no ha llamado la atención de su entorno familiar y social; el 23% se encuentra ya en una fase de desarrollo del trastorno y reconoce haber despertado la preocupación de ese entorno; el 17% dice encontrarse bajo tratamiento médico y psicológico.

Enrique Rodríguez, inspector jefe de la BIT y director del informe, defiende el cierre de estas páginas, pero reconoce sus efectos adversos: "Hay que cerrarlas porque son perjudiciales. Pero tampoco es seguro que sirva de algo: las chicas enseguida abren otras y, además, se las encierra en un gueto, se queda en algo secreto. Y eso tampoco es bueno".


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